Mentoria online: uma resposta às necessidades de mudança em Treinamento & Desenvolvimento
Vivimos en una gran paradoja de las empresas. Por un lado, con la aceleración de los cambios en el mundo y la sobrecarga de información existente, nunca ha sido más importante instalar un proceso de aprendizaje continuo, independiente y autónomo en la empresa.
Especialmente en las medianas y grandes empresas, el área de T&D ha enfrentado grandes dificultades para ofrecer acciones de educación corporativa que respondan a las necesidades efectivas del negocio y de las personas.
Esto sucede por algunas razones.
En primer lugar, las iniciativas de aprendizaje corporativo suelen seguir un patrón de “escuela”, que sitúa al alumno adulto en un papel pasivo: el tema, el medio (online o presencial), el momento, el contenido, quién facilitarlo, etc.
Desde la década de 1970, cuando Malcolm Knowles estructuró los principios de la Andragogía (o el arte y la ciencia de ayudar a los adultos a aprender), destacó que restringir el control no es la mejor manera de apoyar el proceso educativo. Esta es la descripción de uno de sus seis principios, el “autoconcepto del alumno”:
Los adultos tienen un autoconcepto de ser responsables de sus propias decisiones, de sus propias vidas. Una vez que han llegado a este autoconcepto, desarrollan una profunda necesidad psicológica de ser vistos y tratados por los demás como capaces de autodirigirse. Resienten y resisten situaciones en las que perciben que otros les imponen su voluntad. Esto plantea un grave problema para la educación de adultos: en cuanto el adulto comienza a participar en una actividad llamada “educación”, “formación”, o cualquier otro sinónimo, retrocede al condicionamiento de sus experiencias escolares anteriores, se pone el sombrero de dependencia, se cruza de brazos, se recuesta en la silla y dice “enseñame”.
Tratar a los adultos como adultos es uno de los principios básicos de cualquier oferta formativa o acción de desarrollo empresarial.
Hacerlo es reconocer que todos los empleados tienen la capacidad de comprender sus necesidades de mejora y son capaces de estructurar caminos que les ayuden, a través del conocimiento y el aprendizaje, a realizar las actividades que necesitan para tener éxito en su vida profesional.
En investigaciones académicas recientes con ejecutivos brasileños, quedó claro que la capacidad de promover el aprendizaje autodirigido entre los profesionales no está siendo utilizada y/o desarrollada. Basado en un protocolo de investigación realizado a nivel mundial, los resultados de este estudio demostraron cómo el mundo empresarial no aprovecha esta característica presente en gran parte de la población.
Por un lado, el estudio mostró que el 70% de los profesionales entrevistados tienen una tendencia al aprendizaje autodirigido. Es decir, tienen (o creen tener) los medios necesarios para estructurar sus caminos educativos.
Por otro lado, los profesionales entrevistados reportaron hacerlo mucho más en ambientes domésticos que profesionales.
Como demuestra la siguiente tabla, una persona adulta invierte mucho más tiempo en actividades no profesionales (63,1%), como aficiones, pasatiempos, acciones de crecimiento personal o cambios.
Otro aspecto importante en el contexto en el que vivimos es la carga de trabajo de las acciones educativas dentro de la empresa. En general, e incluso por motivos logísticos, la mayoría de las acciones formativas son presenciales y de larga duración. De 8 a 40 horas.
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